Vimos en un post anterior que el talento se considera una competencia fundamental. Pero, a la vez, podemos considerarlo un espacio generador de talento. El talento individual competente, cuando se encuentra con los otros, desarrolla una voz particular y una visión, y arrastra a los demás a ella, apoyando y facilitando que  aprovechen y desplieguen todo su potencial, en estos casos construye un nuevo espacio, el espacio del liderazgo. Liderazgo y cultura son, además, los dos pilares para la construcción de compromiso dentro de las organizaciones.

Warren Bennis ha sido uno de los pioneros en los estudios sobre liderazgo. En su libro “On becoming a Leader”, recoge las que considera las cuatro competencias esenciales que deben tener los líderes. Estas competencias serían las siguientes:

  • Visión: son capaces de involucrar a los demás creando un significado compartido. Tienen una visión, y logran que otros la hagan suya
  • Voz: tienen una voz peculiar, auténtica, distintiva (propósito, autoconfianza, un sentido del “yo”, inteligencia emocional)
  • Carácter: tienen integridad, un compás moral fuerte, una creencia poderosa en algo fuera de uno mismo
  • Capacidad de adaptación: Los líderes antiguos se apoyaban en mapas, los del mundo digital en un compás. Se trata de responder de manera rápida e inteligente al cambio. Por eso Bennis la considera una competencia fundamental. Los líderes identifican y persiguen oportunidades. Y tienen facilidad para encontrar grandes profesores, identificar a los que marcarán una diferencia en tu vida y conseguir ponerlos de su lado.

Las diez claves para un liderazgo eficaz que Bennis analiza en su libro son las siguientes:

  1. Maestría del contexto: un líder reconoce el contexto por lo que es: algo que rompe, no que construye; una trampa, no una pista de lanzamiento; un fin, no un comienzo. Y reconociendo esto, declara su independencia frente a él.
  2. Compresión de las bases: los líderes son distintos de los gestores. Somos nuestra propia materia prima
  3. Conocimiento de uno mismo: como decía William James, la actitud moral y mental en la que te sientes más activo y más vivo sería tu carácter.
  4. Conocimiento del mundo: Lo que Bennis denomina la “Brecha Humana” (Human Gap) es la distancia entre una complejidad creciente y nuestra capacidad de afrontarla. Debemos dejar de responder a la complejidad con las dos formas de aprendizaje tradicional, más reactivo (el de mantenimiento, o el aprendizaje por shock repentino), y reemplazarlo por el aprendizaje innovador (que anticipa, escucha a otros, y participa)
  5. Operar por instinto
  6. Desplegarse a uno mismo: para ello deben emplearse reflexiones y resoluciones, perspectiva, testeo y medición, deseo, maestría, pensamiento estratégico, auto-expresión y síntesis y pensamiento dialéctico
  7. Moverse a través del caos: el mundo solamente puede agarrarse, captarse, por la acción, no la contemplación (Jacob Bronowski). Si quieres entender algo de verdad, intenta cambiarlo (Kurt Lewin)
  8. Conseguir que las personas se pongan de tu lado: El liderazgo se produce a través de la voz, más que de la posición o puesto (Betty Friedman). Son ingredientes fundamentales del liderazgo la constancia, la congruencia, la confiabilidad, y la integridad.
  9. Las organizaciones pueden ayudar u obstaculizar en el proceso: las estructuras más horizontales, con unidades autónomas autoorganizadas, flexibles, se adaptan más a los entornos complejos y ambiguos.
  10. Forjar el futuro: En los tiempos de cambio dramático, son las personas con capacidad de aprender los que heredan el futuro. El que aprende se encuentra equipado para vivir en un mundo que ya no existe (Eric Hoffer). El liderazgo del futuro será el de aquellos que dan el siguiente paso para cambiar la cultura.

Bennis recoge además en el libro diez factores para afrontar el cambio, forjar un nuevo futuro y crear organizaciones que aprenden:

  • Los líderes gestionan un sueño (visión)
  • Los líderes abrazan el error
  • Los líderes animan a que se produzcan respuestas reflexivas
  • Los líderes apoyan el disentimiento
  • Los líderes poseen el “Efecto Nobel”: optimismo, fe y esperanza
  • Los líderes entienden que existe el “efecto Pigmalión” en la gestión (las expectativas, buenas o malas, acerca de una persona condicionan su comportamiento)
  • Los líderes tienen el “factor Gretzky”: un toque especial, un sentido de hacia dónde está yendo la cultura y dónde debe estar la organización para crecer
  • Los líderes tienen visión a largo plazo
  • Los líderes entienden la simetría de los grupos de interés, es decir, logran equilibrar las reclamaciones de todos los grupos con algo en juego en la organización
  • Los líderes crean alianzas estratégicas y asociaciones.

 

 

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